Tal día como hoy: MATA HARI unida al pasado de Claude France. El triste final de ambas mujeres.

Mata Hari
Hoy se cumplen 135 años del nacimiento de una de las mujeres que más ríos de tinta ha hecho correr en la historia del espionaje, del mundo de las cortesanas y de la investigación en general. Una mujer que murió en Vincennes, Francia, fusilada tras un juicio lleno de contradicciones, y que con el paso del tiempo se ha ido transformado en lo que se llamaría “chivo expiatorio” o “cabeza de turco” en un ambiente políticamente depresivo tras la Primera Guerra Mundial.
Este post no incluye más de dos fotografías de Mata-Hari. A pesar de la extensa colección de imágenes, postales que tengo de ella, hoy, el día de su natalicio, no voy a tratar de la plástica de su arte, danza y belleza. Lo haré en otro post. Hoy se trata de hacer un poco de justicia a una mujer que no mereció tan triste final, tan oscuro y tan yuxtapuesto a su nombre artístico, que nos habla de LUZ. Hoy hablaré de la implicación que la actriz Claude France tuvo en la detención y posterior consejo de guerra contra Mata-Hari.
Impunemente, en IMDB nada se dice al respecto. Por lo cual algo deberá hacerse, si la historia debe ser fidedigna. Claude France es la misma Ana Wittig que acusó frente al Jefe de Policía de París de ser Mata-Hari el agente H.21. Pero de esto se hablará más adelante.
Margaretha Gertruida Zelle nació en Leeuwarden, Holanda, pasó un tiempo en Leiden, en el mismo país, y más tarde se casaría con un capitán a quién conoció a través de un anuncio en un periódico. Se  trasladaron a Java, donde tuvieron dos hijos. Tristemente, en un accidente doméstico el primer hijo, un niño, murió, y esa tragedia la perseguiría toda su vida. Fue en Java donde aprendió danzas asiáticas y adoptó el nombre de Mata Hari, que significa Luz del Alba, Ojo del Alba, o simplemente Luz. Tras una relación muy difícil y posterior regreso a Holanda, Margaretha quiso dejar a su marido y llevarse a su segundo vástago, una hija,

 pero éste lo impidió y por medio de abogados hizo todo lo posible para que Margaretha no viese nunca más a su hija. Triste y tras varios fracasos se trasladó a París, y allí conocería a quienes la impulsarían en un mundo de danzas, fantasías, viajes incluso a España… y finalmente persecuciones por espionaje, no sin antes haber pasado un tiempo trabajando en un circo como amazona. En España conoció a un importante miembro del senado, catalán, quien durante el tiempo que ella estuvo en uno de sus viajes, una carta de la parte de este hombre explicando que se ausenta por ciertos motivos no es más, según mi parecer, que una excusa para pasar unos días con Mata Hari. También tengo que decir que, cuando ella estaba en busca y captura se encontraba en Madrid al principio, y se preguntó a artistas del momento acerca de su paradero. El marido de Raquel Meller había tenido un affair con Mata-Hari, y Raquel Meller habría dicho a la prensa, por despecho, que esperaba la capturasen.
Sin embargo, hasta ahí voy a llegar. Transcribo a continuación un texto de la Crónica de Madrid del año 1929, es decir, doce años después de su muerte.  Con el tiempo, escritores, investigadores y curiosos han escrito libros acerca de esta mujer, se llegó a crear una absenta llamada Mata Hari, un cóctel con el mismo nombre, una línea de cosméticos… Pero sobretodo se pudo llegar a averiguar que sus cartas escritas desde la celda a su hija nunca fueron entregadas. Que sus peticiones no fueron enviadas. Murió como una heroína y se guardó su cerebro en la prefectura de París, y cuando más tarde la prefectura se trasladó a otro edificio, tras el inventario se descubrió que éste había desaparecido. Un enigma más que se añade a la vida de Mata Hari.
Un libro escrito hace pocos años por un gran investigador que tuvo la gran suerte de llegar a los archivos del caso Mata-Hari, sacó a la luz aspectos que no se conocían hasta entonces, no solamente de la vida de Margaretha, de los nombres de sus amantes, sino también, y más importante si cabe, de la gran injusticia que se cometió  contra ella, en un juicio donde los que tenían que estar, no solo como testigos, sino ya como culpables, se encontraban a kilómetros de distancia, incluyendo aquellos hombres que ella amó, excepto una o dos almas nobles que no le dieron la espalda pero que no pudieron hacer nada por salvarla. Fue escrito por Russel Warren Howe.
Nota Importante: La vida de Mata-Hari, especialmente sus orígenes y su estancia en Java han sido malversados muchas veces, otras debido a la falta de información debido a que la propia Mata-Hari apenas hablaba de su vida, seguramente porque ello le traía amargos recuerdos y sobretodo la pérdida de su hijo que tanto dolor le debía de haber producido. Se cuenta que Margaretha muchas veces se sentaba sin decir nada, completamente absorta, y cuando se le preguntaba qué le ocurría, contestaba diciendo que estaba “recordando”. Su rostro era entonces serio y triste. Pero nunca explicaba nada de su vida anterior a la época de “Mata-Hari”. Así que en el texto que viene a continuación existen vagas explicaciones y bastante fábula también, sin embargo, y debido a la proximidad de la fecha, todo lo relacionado con Ana Wittig, la persona que acusó a Mata-Hari de ser la agente H.21, está basado en periódicos de la época, por lo que creo y siento necesario transcribirlo completo pero sobretodo por el tema “Wittig”, por justicia y por mi deber como gran admiradora de una mujer valiente que calló muchas cosas para no hacer daño a seres que amaba realmente, como el soldado ruso Vadim. Lo triste es que su propia hija no supo de las cartas de su madre, y pensó que ella la había olvidado. Las invenciones tras la muerte de Mata-Hari llegaron muy lejos, incluso se llegó a decir que la actriz de cine mudo Jetta Goudal era hija de Mata-Hari. Lo cierto es que Nanon, la verdadera hija de Mata-Hari, su apelativo cariñoso, entró en contacto muchos años más tarde con una familia de Australia por un tema relacionado con un soldado que murió en Holanda durante la Segunda Guerra Mundial. Este era hijo de un matrimonio de aquél país y Nanon había hecho todo lo posible para que se le diese sepultura en un cementerio de Holanda. (Este acto recuerda mucho a los genes de Mata Hari, por cierto). Esa mujer, hija de Mata-Hari, ya mayor, contaba cómo se le había dado sepultura al soldado a través de correspondencia con el matrimonio en cuestión y cuando éste fue a Holanda para visitar la tumba de su hijo, la hija de Mata-Hari, que ellos ignoraban por completo quién era realmente, les acompañó, y se quedó mirando una tumba en particular, sin nombre. Finalmente dijo que era su padre, el capitán Mac-Leod, y ella no tenía buen concepto de todo lo hizo su madre, seguramente por pensar que ésta la había abandonado. Sin embargo, Margaretha intentó muchas veces ver a hija. Mac-Leod se lo impedía, llegando Margaretha a esconderse a la entrada de la escuela donde iba su hija para poder abrazarla. Pero el peligro, tanto por el hecho de poder ser descubierta como de la situación a la que expondría a su propia hija hizo que dejase de intentarlo. Mata Hari fue muy famosa, pero en su corazón siempre hubieron tristes recuerdos. Dos vidas muy diferentes en una sola alma.

 LA TRAGEDIA DE MATA – HARI Y DE CLAUDE FRANCE.
Cómo Margarita Zelle (Mata-Hari) fue denunciada por Ana Wittig (Claude France) y murió fusilada en París…
…Y cómo Ana Wittig (Claude France), no pudiendo soportar los remordimientos de su conciencia, se suicidó algunos años después, en París también, permaneciendo su cadáver insepulto durante varios días, porque nadie quería pagar los gastos de su entierro.

La Juventud y el triunfo de Mata-Hari

Cierto día del año 1895 los periódicos de La Haya publicaron, en la sección de anuncios, una proposición matrimonial. Se trataba del capitán Mac-Leod, con destino en las colonias, que había llegado a Holanda para disfrutar de breves vacaciones, y aprovechaba la ocasión de buscar mujer por el procedimiento más rápido.
Respondiendo a la convocatoria, se presentó una muchacha muy hermosa y dueña de una dote considerable. Esta muchacha se llamaba Margarita Zelle, era hija de un mestizo javanés y de una holandesa (sic. Nota: El padre de Zelle no era javanés, sinó holandés. Esta es una de las tantas invenciones y leyendas sobre los orígenes de Mata Hari), y sus padres, industriales acomodados (nota: tenían una tienda donde confeccionaban y vendían sombreros, como ocurrió durante la infancia y juventud de Erich von Stroheim, el padre se arruinó y ello conllevó a la separación del matrimonio. Dejaré de dar tantas explicaciones y continúo sin corregir, pero advirtiendo que hay mucho de falso en esta historia, lo cual ha ayudado a tener la imagen de una “mujer infame” con el nombre de Mata Hari), tenían excelentes relaciones entre la buena sociedad de La Haya. Margarita Zelle sólo contaba entonces catorce años de edad (no es cierto, tenía 18 años. No seguiré corrigiendo, prometido); pero era una morena magnífica y precoz, y el capitán Mac-Leod decidió casarse con ella inmediatamente. La boda se celebró pocas semanas después, y, acompañado de su esposa, el capitán regresó a su destino.
En las colonias, Margarita Zelle emprendió con entusiasmo, el estudio de la literatura y del arte de Oriente. De este estudio había de originarse ulteriormente su vocación artística.
Tuvo Margarita un hijo, que murió, y un año más tarde nació una hija, a la que impuso el nombre de Luisa Juana. Pero, al cabo de algunos años, la existencia del matrimonio se hizo imposible. El capitán Mac-Leod se convirtió en un  hombre vicioso y brutal, que pasaba los días borracho, y recibía en su propia casa a las mujeres de peor vida, imponiendo a Margarita Zelle la presencia de tales mujeres en fuerza de golpes y de latigazos.
Esta escandalosa actitud del capitán dio lugar a que sus superiores jerárquicos pidieran y obtuvieran su destitución. Regresó el matrimonio a Holanda, y allí, sin recursos ya, por haber dilapidado el capitán la dote de su mujer, conoció días de miseria verdadera. Al cabo, harta de sufrir, Margarita Zelle volvió a casa de sus padres. Pero la vida monótona y apacible de los comerciantes no era ya tolerable para la joven que había soñado con el arte y la gloria. Margarita obtuvo de su padre una pequeña cantidad de dinero, y marchó a París. Allí sufrió todas las angustias y las degradaciones que la vida de una gran capital impone a una muchacha hermosa y sin recursos. Al cabo, Margarita, protegida por un amante rico, pudo realizar su sueño, y en Octubre de 1905 ofreció, en el Museo Guimet, una exhibición de danzas orientales a los críticos, literatos y artistas de París. Se presentó como bailarina india, y adoptó el nombre de Mata-Hari, nombre que en malayo significa literalmente Ojos del Día, y cuya traducción verdadera es esta: “Sol de la Mañana”.
El éxito de Mata-Hari fue tan grande, que al día siguiente todos los periódicos de París proclamaban la gloria de la nueva artista, y Jean Lorrain la definía con esta frase: “C´est une grande fleur qui danserait".”
Margarita Zelle, servida por su belleza fascinadora y su excepcional temperamento artístico, había creado en sus danzas un género nuevo, completamente distinto de todos lo conocidos hasta entonces, trazando así la senda que había de seguir más tarde Isadora Duncan.
Pocos meses después era Mata-Hari el ídolo de los públicos de Europa…

LAS ANDANZAS Y LAS PELIGROSAS RELACIONES DE MATA HARI DURANTE LA GRAN GUERRA

Han pasado algunos años… La celebridad de Mata-Hari es ya mundial, y la bailarina tiene contratos que en tal época parecen fabulosos.
Después de una gira por distintos países, Margarita Zelle, a quien nadie conoce por su verdadero nombre, y que es para todos Mata-Hari, vuelve a París y trabaja en Folies Bergère. En este momento de su vida, la artista conoce, para su desgracia, a un hombre de mundo que ostenta el título de marqués Pedro de Montessac. París es entonces la ciudad alegre y confiada en la que cualquier aventurero internacional que tiene fortuna y talento puede darse aires de noble y brillar entre la mejor sociedad cosmopolita de la capital del mundo. En este caso se halla el titulado marqués de Montessac, personaje enigmático que vive fastuosamente y busca y logra amistades ente los oficiales del Ejército francés pertenecientes a las familias nobles o a la alta burguesía.
Montessac habla, como si fueran idiomas propios, el francés, el alemán, el inglés y el ruso. Ha poseído y dilapidado una fortuna heredada de su padre, y no dispuesto a vivir modestamente de su trabajo, recurre a toda clase de procedimientos para obtener dinero. Poco antes de conocer a Mata-Hari, ha hecho un viaje a suiza y ha celebrado una entrevista con un agente del espionaje alemán. De ese viaje ha regresado el marqués de Montessac con recursos abundantes. Ahora necesita auxiliares, y la bailarina hermosa y célebre le parece excelente instrumento, consciente o inconsciente, para el desarrollo de su planes.
Mata-Hari se deja arrastrar por el aventurero, y en la primavera e 1914 vende su hotel de Neuilly con todo el magnífico mobiliario y las colecciones de arte que allí atesoraba, y vende también su residencia veraniega: un castillo que había pertenecido a Madame de Pompadour. Liquidados estos bienes, Mata-Hari se traslada a Berlín con Montessac, y trabaja en la capital alemana durante algún tiempo. Más tarde, y comenzada ya la Gran Guerra, la bailarina se aparta del teatro, se instala en Amsterdam, y desde allí, y sin objeto aparente, hace frecuentes viajes a Londres, dando lugar estos viajes a que la Policía inglesa comience a desconfiar de ella y comunique sus sospechas a los servicios franceses de vigilancia de extranjeros.
Entre tanto, Montessac ha vuelto a París y ha logrado entrar en la Aviación militar francesa, obteniendo el título de piloto. Pero se las compone para no ser enviado al frente de batalla, y se queda en la capital, incorporado al departamento administrativo. En 1916 reaparece Mata-Hari en París. La bailarina solicita y obtiene un puesto de enfermera en las ambulancias, y elige para desempeñar su misión el hospital militar de Vittel, próximo a uno de los campamentos de aviación más importantes del Ejército francés. Allí Mata-Hari, en sus horas libres, frecuenta el trato de los aviadores y escucha confidencias hechas imprudentemente por estos oficiales, en momentos de amorosa intimidad, o en las horas de fiesta alegrada por las botellas de champaña.
Pero los agentes franceses del contraespionaje vigilan ya a la bella bailarina. Esta es llamada a París por el jefe de dicho servicio, capitán La Doux, quien se muestra dispuesto a expulsar de Francia a Mata-Hari. La artista pone en juego sus recursos de seducción, y no sólo obtiene permiso para seguir viviendo en territorio francés, sino que recibe del capitán La Doux el encargo de llevar a cabo una delicada misión.
¿Cumplió Mata-Hari tal encargo, o se limitó a ciertas complacencias con el capitán La Doux, para conservar el sueldo que éste le había asignado y con tales recursos proteger a un oficial ruso, herido en el frente francés y ciego a consecuencia de su herida, oficial de quien la bailarina estaba muy enamorada por entonces?…
Dada la complejidad psicológica de Margarita Zelle, no es fácil saber a qué atenerse en lo que a este punto se refiere, ni tampoco en lo concerniente a las anteriores relaciones de Mata-Hari con el espía Montessac. ¿Conocía Mata-Hari la verdadera personalidad del seudo-marqués, y se prestó conscientemente a auxiliarle en sus investigaciones, o fue para ella aquel aventurero sin escrúpulos un explotador que se sirvió de ella para atraer incautos, y que la despojó hasta del último franco del capital obtenido con la venta de su hotel y de su castillo?
Sobe toda esta época de la existencia de Mata-Hari se tiende el velo de una gran incertidumbre, y las sospechas de la Policía tanto francesa como inglesa no pudieron afianzarse sobe una sola prueba concreta que permitiese acusar a la bailarina de ser espía al servicio de Alemania.
En este momento aparece en la vida de Mata-Hari la figura de Ana Wittig: la alemana que traicionó a su patria y tendió a Mata-Hari, en París, una celada fatal.

EL O LA ESPIA “H.21” Y LA INTERVENCION DE ANA WITTIG.

1Claude France aka Ana Wittig
Jane Joséphine Anna Françoise Wittig a.k.a. Claude France

Un oficial francés, el conde de Chilly, había sido herido gravemente y hecho prisionero por los alemanes. Canjeado después por otro prisionero alemán, fue enviado a un sanatorio suizo para completar su curación. Allí conoció a una enfermera alemana, estudiante de Medicina, que prestaba servicio en dicho sanatorio, y que era una muchacha rubia, de gran belleza. El conde de Chilly y la enfermera iniciaron un idilio que pronto se convirtió en íntima relación. La muchacha se llamaba Ana Wittig, y su amor por el conde fue tal que decidió abandonar el puesto y renunciar a los estudios para seguir a su amante.
Inválido ya, e imposibilitado para combatir de nuevo, el conde había resuelto consagrarse al servicio de contraespionaje, con objeto de ser útil de algún modo a su país.
Ana Wittig, cegada por la pasión, se prestó a secundar a De Chilly en sus investigaciones, a pesar de ser ella alemana y de tener que denunciar a sus propios compatriotas. El conde de Chilly y Ana Wittig pasaron algún tiempo en Lausana, explorando los centros de espionaje, y allí averiguaron que el mejor agente de información que en Francia tenía el Estado Mayor alemán era un espía, hombre o mujer, conocido en los servicios alemanes únicamente por la cifra “H.21”.
Al regresar a París, el conde de Chilly comunicó esta noticia al capitán La Doux, y le anunció su intento de perseguir a ese espía hasta descubrirle. En una de las visitas que De Chilly hizo al capitán La Doux, coincidieron en el despacho del jefe del contraespionaje el conde y Mata-Hari. De Chilly conocía las sospechas que en algún momento había inspirado la bailarina holandesa, y se propuso vigilarla, utilizando como instrumento a la propia Ana Wittig. Prestóse la alemana a tan triste papel, y trabó con Mata-Hari relaciones de amistad que pronto fueron muy asiduas. Ana Wittig fingió hallarse abandonada por su amante, y contó a Mata-Hari penas y agobios imaginarios. La bailarina prestó crédito a las palabras de Ana Wittig, prodigó a ésta sus consejos y su ayuda, y le ofreció interceder para reconciliarla con el conde de Chilly. No pudo Ana Wittig rechazar el ofrecimiento; la comedia prosiguió y las dos mujeres celebraron en casa de Mata-Hari una entrevista con el conde. Este salió de allí cautivado por el encanto de Mata-Hari y convencido de la inocencia de la bailarina. Volvió De Chilly muchas veces a la casa de Mata-Hari… ¿Qué ocurrió en tanto en el espíritu de Ana Wittig?… ¿Fueron celos los que la impulsaron a mentir, y trató de perder a Mata-Hari para luchar así contra la seducción ejercida por la bailarina sobre el conde, o fríamente continuó su persecución, favorecida por la creciente amistad y por la absoluta confianza que Mata-Hari otorgaba a los dos amantes, y así llegó a obtener en verdad la pretendida confesión? El caso fue que Ana Wittig aseguró, ante el capitán La Doux, haber arrancado a Mata-Hari la confidencia de que ella era espía por cuenta de Alemania, y que su ficha, en el servicio de espionaje centralizado en Berlín, era la célebre “H.21”, de la que el conde de Chilly y su amante habían oído hablar en Lausana. Quiso el capitán La Doux comprobar la declaración de Ana Wittig, y encargó a los agentes de su servicio que detuvieran a Mata-Hari. Pero ésta había salido de París doce horas antes, para pasar una temporada en Madrid, y se hallaba ya del otro lado de la frontera. ¿Cuáles fueron en España las andanzas de la bailarina? Denunciada, con motivo o sin él, por agentes a sueldo de Francia, Mata-Hari fue vendida también por el servicio de espionaje alemán, que así se vengaba, sin duda, de las supuestas indicaciones facilitadas a Francia por la bailarina. Un absurdo radiograma de Berlín, interceptado por las estaciones francesas, ordenaba a los agentes alemanes en Madrid que pusieran a disposición del “H.21” la cantidad de quince mil pesetas a cobrar en el Comptoir d´Escompte de Paris… ¿Por qué a cobrar en París existiendo, como existía, en Madrid, una organización alemana que pagaba los servicios de eta clase directamente? Ese radiograma fue cursado cuando ya Mata-Hari, desprovista de dinero, tenía dispuesto su viaje de regreso a Francia, de tal modo que con el sólo hecho de presentarse en París en tal momento había de aparecer la bailarina como siendo el célebre “H.21”, espía a quien desde hacía meses perseguía la Policía francesa.
Tal fue lo que ocurrió precisamente. Detenida al llegar a Francia, y juzgada en París por un Consejo de guerra que se celebró en Julio de 1917, Mata-Hari fue condenada a muerte, a pesar de sus vehementes protestas de inocencia.

COMO MURIO MATA-HARI

Una hora antes de amanecer su último día – 15 de Octubre – le fue notificada la inminencia de la ejecución. Las hermanas de la Caridad que la asistían lloraban.
Mata-Hari se esforzó en tranquilizarlas… Luego, como de costumbre, cuidó de su toilette… No olvidó el peinado, ni el maquillaje, ni las uñas… Y se vistió, como siempre, con impalpables batistas y tenues sedas…
Pero en consideración a lo excepcional de aquel día, Mata-Hari adornó sus cabellos, su garganta y sus manos con las más bellas de entre sus joyas…
Hecho esto, apuró una taza de café, fumó un cigarrillo turco, eligió para tocarse un gran sombrero – último modelo de la Rue de la Paix – , se envolvió en un regio manto de armiño, y dijo a los que la aguardaban:
_ Quand vous voudrez…
Salió la comitiva de la cárcel… En el coche que llevó a Mata-Hari camino del suplicio tomaron asiento dos hermanas de la Caridad…
Al llegar al polígono de Vincennes, Mata-Hari descendió del carruaje, sola y sin auxilio de nadie… Pero al ver, formado ya, el pelotón que había de fusilarla, sintióse desfallecer…
Asomaban lágrimas a sus ojos, y, sin embargo, no quería llorar…
Se volvió hacia una monja y suplicó:
- Hermana, présteme un pañuelo…
La religiosa ofreció un pañuelo de hierbas, tan áspero y duro, que al tocarlo, Mata-Hari sonrió, pese a todo, y dijo, devolviéndole:
- No me sirve, hermana… Pero no lo necesito ya… Pasó la congoja…
Después, tranquila y serena, besó a las monjas, y con paso firme se colocó ante los soldados… Le ofrecieron una venda para cubrir sus ojos; pero no quiso aceptarla…
-Je n´en ai pas besoin! – dijo… Luego aguardó la muerte, y para verle venir fijó su mirada en la del oficial que mandaba el pelotón y que había de dar la orden de fuego…
El oficial, un bravo, temblaba… Para darle ánimos, Mata-Hari, sonriendo, le envió un beso con el último gesto de su vida: un gesto de perdón y de amor, pasó por sus labios en vuelo de sus manos… Y al par que enviaba ese beso, gritó:
-Allez!…
Automáticamente se movió el brazo del oficial. Sonó el trueno de la descarga, y la bailarina se desplomó.
No había muerto, sin embargo… Su cuerpo se agitaba en espasmos de agonía, y era una lamentable cosa sobre el lodo ensangrentado.
Entonces, lívido y trémulo, el oficial francés empuñó su pistola, fue hacia la moribunda, se arrodilló junto a ella, apartó de aquella frente de mujer los cabellos que, deshechos, al envolvía, y apoyando sobre la sien el cañón del arma, disparó.
Un gran estremecimiento conmovió el cuerpo de la bayadera… Luego quedó inmóvil, recobrada su majestad de pagana diosa en la gran calma del misterio…
Así se apagó para siempre aquel “Sol de la mañana a quien el destino reservaba este ocaso paradójico, en un alba sangrienta…
Así pereció aquella insuperable artista de las espléndidas noches, hoy lejanas, de “Embajadores” de la “Opera Cómica” y del “Museo Guimet”; aquella artista que fue por el mundo sobre un camino triunfal, cubierto de oro y de flores; aquella mujer cuyas pupilas, negras y profundas como insondables abismos, eran vórtices en los que naufragaba el albedrío de los hombres y en cuyo fondo se ocultaba un alma que nadie conoció jamás…
Así quedó destruida por las balas aquella portentosa gala humana de quien un día pudo decir Jean Lorrain:
-C´est une grande fleur qui danserait!…
Así murió Mata-Hari

Ana Wittig, en los años que siguen a la guera, se dedica al cinematógrafo y adopta el nombre de “Claude France”.

ClaudeFrance

Epoca de la post-guerra… Francia reconstruye sus ciudades en ruinas, labra de nuevo los campos trocados por la metralla en desierto de no man´s land y vuelve a su esfuerzo creador…
París, en la alegría de la paz y de la victoria, vive una perpetua fiesta… Hay un dancing en cada esquina, y a los ecos marciales de La Madelon, canto de marcha que llevó a un millón de hombres hacia la muerte, suceden ahora los ritmos sincopados y epilépticos de las danzas negroides que el destino impone, como locura de castigo, a los blancos que pretendiendo civilizar a sus hermanos de color, acaban de darles, durante cuatro años, una insuperable lección de salvajismo.
Una era nueva comienza, y en ella no se encuentran ya los usos y las tradiciones, los afectos y los prejuicios que orientaron la vida hasta 1914 y perecieron también en el infierno de la “tierra de nadie”.
La nueva ley de la existencia es dura, como hija de una época de hierro, y el egoísmo y el afán de independencia presiden a la vida individual, rompen los lazos familiares, disuelven los matrimonios y secan las fuentes de la generosidad y del sentimiento…
A la tragedia de la guerra sigue la tragedia de la paz; a la batalla entre los hombres de aquende y allende las fronteras sigue en cada país el duelo del hijo contra el padre, del hermano contra el hermano, de la mujer contra el marido… Apenas si algún afecto, si algún amor se salvan del naufragio…
Ana Wittig no es ya la amante del conde Chilly… Ana Wittig, rechazada por su familia alemana y abandonada por sus amigos franceses, lucha contra la miseria en el inmenso París febril en indiferente.
Del amante de un mes pasa Ana Wittig al amante de un día o de una hora… Y éste es el principio del fin… Pero un nuevo poder formidable, un maravilloso dispensador de gloria y y de fortuna aparece en el mundo… Se llama cinematógrafo… A él acude Ana Wittig, buscando su redención en un momento en que la repugnancia que le produce su propia vida pasada y presente la ha inducido, por dos veces, a intentar el suicidio.
Ana Wittig tiene en su favor su belleza excepcional: prodigio de unos grandes ojos azules, aureolados por la luz de una cabellera que es ascua de oro… Y tiene contra sí lo mediano de su inteligencia, lo excesivo de su ambición y el íntimo drama de su conciencia…
Paul Brunet
Por la belleza, Ana Wittig consigue ser vedette cinematográfica… Es protagonista de algunas películas que obtienen buen éxito, y comienza a ganar dinero… Pero necesita aturdirse y vivir en grande, para olvidar la tragedia de la guerra y alejar al fantasma sangriento de Mata-Hari, que la persigue… Se instala en un hotel particular de la Rue de la Faisanderie, da fiestas que la arruinan, gasta cien veces más de lo que gana, y de nuevo, para hacer frente a sus agobios, tiene vender su cuerpo… El comprador es ahora un rico negociante. M. Brunet, a quien la belleza y la naciente fama artística de Ana Wittig hacen perder el juicio en la primavera de 1927… Monsieur Brunet compromete su fortuna es esta aventura, y trata de salvar la situación creando la sociedad cinematográfica “Studios Réunis” y planeando la edición de varias cintas en las que Ana Wittig ha de desempeñar el primer papel… Pero el negocio fracasa, la Sociedad “Studios Réunis” quiebra, y Brunet, desalentado, renuncia a la amante demasiado cara y terriblemente comprometedora…

EL SUICIDIO DE ANA WITTIG

Para romper más fácilmente, Brunet abandona París y emprende un viaje. Desde Burdeos escribe a “Claude France”, anunciándole su decisión. Ana Wittig recibe la carta en la tarde del 31 de Diciembre, cuando se dispone a celebrar con una espléndida fiesta la última noche del año 1927… La fiesta se celebra, sin embargo, y la artista, que por primera vez se muestra alegre, no habla a nadie de la carta que acaba de llegar a su poder… Cuando ha despedido a los últimos invitados, Ana Wittig se retira a sus habitaciones, se desnuda, ayudada por su doncella, y sonriente, dice a ésta:
-¡Hasta mañana!…
Pero cuando, al día siguiente, la doncella entra en el cuarto de su señora, para servirle el desayuno, solo queda ya de Ana Wittig y de su “Claude France” un cadáver de suicida…
Ante el fantasma de Mata-Hari, y al cabo de diez años de juego, Ana Wittig ha perdido la trágica partida que el fusilamiento de la bailarina no pudo interrumpir…

El Cadáver abandonado y el festín de los cuervos.

Durante veinticuatro horas, el hotelito de la Rue de la Faisanderie estuvo invadido por la policía. La doncella de Ana Wittig indicó la conveniencia de telegrafiar a los padres de la muerta, y de proceder, en tanto, al embalsamamiento del cadáver, para dar lugar a que los señores de Wittig llegaran y tomaran las disposiciones oportunas. Así se hizo, y dos días después los padres de Ana se presentaron en París. Su primer cuidado fue abrir el testamento de su hija. Esta dejaba algún dinero – restos de la generosidad de M. Brunet-, y lo distribuía legando a sus padres ochenta mil francos, y veinte mil a su doncella. Esta última cláusula indignó a la señora Wittig, y cuando se trató de organizar el entierro, para el que se había hecho un presupuesto de quince mil francos, los padres de Ana se negaron terminantemente a hacerse cargo de los gastos.
La misma actitud adoptaron M. Brunet y la doncella, y así transcurrieron los días, sin que el cadáver de Ana Wittig recibiera sepultura. Al cabo, un periodista inició en su diario la suscripción para enterrar a “Claude France” y reunió algún dinero. Deseoso de atajar el escándalo, M. Brunet completó la suma que faltaba para costear un entierro de tercera. Y el 12 de Enero de 1928, doce días después del suicidio de Ana Wittig, los restos mortales de la artista fueron trasladados humildemente al pequeño cementerio de Boulogne.
Una semana más tarde se vendían en las subastas públicas del Hotel Drouot los muebles, los vestidos, las camisas que habían pertenecido a “Claude France”. Entre el público había una señora que ofreciendo siempre más que el último postor, hacía subir las pujas. Esta mujer era la propia señora Wittig, madre de la muerta…

Notas:
Paul Brunet, en calidad de administrador sería más tarde vice-presidente y Director General de Pathé Exchange, Inc, como sucesor de Charles Pathé.

Ref. 1895,


1Mata Hari


Un poema de Cami, dedicado a Mata-Hari, que luego se haría popular en la canción cantada por Georgel in 1917:

Dans les fossés de Vincennes
Quand fleurissait la verveine
Au petit jour, les yeux bandés,
Au poteau l'espionne est placée
Et celle qu'on va fusiller
C'est elle ! C'est sa bien-aimée !
Fermant les yeux pour ne pas voir
Il cria : " Feu ! " C'était son devoir !
Dans les fossés de Vincennes
Le soleil se lève à peine
Sous les murs du fort
A passé la mort.
Et l'espionne a subi sa peine !
Et lui, brisé par l'effort,
Le coeur pris de folie soudaine
Eclate d'un grand rire alors
Dans les fossés de Vincennes !

De todas las cosas que he podido saber acerca de Mata-Hari, me queda ese frasco de perfume que ella tenía y que hasta la fecha no he sabido cual era, pues quizás se trataba simplemente de un “decanter” y el interior.. solo ella lo sabría aunque pienso que seguramente le gustaría mucho llevar Hasu no Hana, un antiguo perfume que vuelve a fabricarse.
Feliz domingo y Semana,
Zelle

4 comments:

Tom Peeping dijo...

Gracias for this fascinating post about Mata-Hari and the strange story of Miss Wittig aka. Claude France (I knew nothing about her major involvment in the Mata-Hari scandal).

Zenda dijo...

You are most welcome! I also find this story fascinating. Bringing a little more light I think. Merci!

Anónimo dijo...

eu amo mata hari ..historia belissima..de poder e seduçao...

ROSARITO dijo...

gracias por la información compartida, y tienes mucha razón solo basta ver sus fotos donde su timida y a ratos perdida mirada tan triste descifraba su mas grande sufrimiento, perder a sus dos grandes amores sus pequeños hijos, no verlos crecer tenr el anhelo de reunir dinero y lo suficente paar pdoer recuperar la potestad de su adorada Juana, tener una familia completa, pero fue muy valiente y murio con mas glamour que la mismisima Isadora Duncan, y te agradesco por esta nota, que ella descanse en paz.

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