Las Postales y lo efímero

Hace unos años solía escribir postales y mandarlas a mis familiares y amigos cada vez que visitaba una ciudad diferente o cuando me iba de vacaciones en verano, sin olvidar las cartas, por supuesto, donde explicaba cómo lo pasaba, o si echaba de menos a mi amiga del cole, y como siempre me decía, "explícamelo todo de pe a pa". Pues bien, cuando enviaba una postal, solía escribir algo así como "Desde ... muchos besos y recuerdos". Escribía la dirección y al cabo de unos días, esa persona recibía con una imagen lo que a mí me faltaba explicar con palabras.  Era hermoso pararse en un kiosko o en un estanco y comenzar a mirar las hileras de postales para escoger la más adecuada, una que tuviese mucha luz, o que se vea el mar, o que sea de noche con faroles por la calle. Entonces comenzó en mí la idea de ir coleccionando postales de todo el mundo. Lo cierto es que todavía las conservo, de amigos a quienes nunca vería en fotografía, de "novios" que me escribían postales desde su ciudad o al otro extremo del mundo, y que a medida que viajaban me iban informando con imágenes la gran suerte que tenían de estar donde estaban. Recuerdo a un chico de Madrid que solo me mandaba postales románticas y escribía versos inventados por él. Y tengo cajas con postales que hoy, me doy cuenta de su valor afectivo, pero también como algo hecho de papel que el tiempo algún día deshará si no tengo cuidado.

El arte de coleccionar postales se lo conoce en inglés como deltiology. Imagino que en español será entonces deltiología. Veamos qué dice el diccionario de la Real Academia : pues no, señores, aquí se le llama Cartofilia, ¡por supuesto! A veces, cuando me paseo por algún local de antiguedades o simplemente en la feria de antiguedades y veo esas cajas llenas de fotografías y postales antiguas no puedo pasar de lado sin pararme y comenzar a pasar por mis manos todas esas imágenes que luego, si las compro, escaneo y guardo para mi colección. No puedo decir que sea coleccionista, pues es algo que me ocurre de vez en cuando, pero me doy cuenta de que guardo postales desde que tenía 14 años, así que algo de coleccionismo hay en mi corazón. Algún día volveré a enviar postales, hoy en día nos conformamos con las e-cards de internet, con su música y todo, algunas con efectos especiales, pero las postales antiguas, aquellas que van todavía más lejos, que se van a los tiempos de mi abuela e incluso mucho antes, son aquellas donde se escribían palabras dulces sobre imágenes de Lina Cavalieri, y donde la caligrafía era un arte y un hobby también.
Aquí dejo esta muestra de una postal donde una mujer envía una postal al buzón de correo. El buzón, por cierto, casi no sé que existe, en la calle no recuerdo haberlo visto. Que ignorancia la mía.


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