Españoles en Filipinas Siglos XVI, XVII y XVIII



Muchos de los Españoles que llegaron a Filipinas tenían una muy buena educación y continuaban sus carreras universitarias en el gobierno, campo militar o formando parte de instituciones religiosas, intentando convertir y salvar las almas de Asia a través del Cristianismo. Sus orígenes provenían de varias regiones españolas e incluían a vascos, gallegos y andaluces. Una vez instalados en las Filipinas, tendían a congregarse con otros españoles de sus lugares de origen y formaban sus propios grupos con poco intercambio social con sus convecinos de otros lugares de España. El recién llegado, en caso de no tener compatriotas en la colonia, se encontraba a menudo aislado de los demás. El único sentido de unidad y lealtad entre los españoles estaba relegado a aquellos nacidos en sus propios pueblos o provincias en España.




Familia Mestiza en Filipinas





A mediados del siglo dieciocho, existían tres grupos de Españoles viviendo en Manila. El primer grupo lo formaban los españoles ricos y sus sirvientes. Estos individuos españoles a menudo trabajaban para el gobierno. El segundo grupo estaba compuesto por los miembros de varias órdenes religiosas operando en la ciudad. El tercer grupo consistía en soldados en la guarnición militar de Fuerte Santiago.
Como habían pocos españoles viviendo en Manila, la mayoría de las casas permanecían vacías, abandonadas o en varios estados de deterioro. Esto, por desgracia, llevó al hecho de que la ciudad no estaba ocupada por los mismos individuos de forma continuada, y llevó al declive de la ciudad. Los españoles que vivían en ella no tenían ningún deseo de realizar mejoras en la infraestructura del país. Esta falta de interés significó un beneficio escaso de dichas infraestructuras tanto para los Filipinos como para los Españoles. En 1606, en lugar de invertir en el comercio gracias a los galeones, los Españoles poseían 24 ranchos de ganado en zonas de las afueras de Manila. Algunos propietarios tenían hasta 4.000 cabezas de ganado. Los Españoles dejaban que su ganado pastara libremente por el lugar, lo que llevó a la destrucción de las granjas de otros propietarios.
LOS NO ESPAÑOLES RESIDENTES EN MANILA.
A comienzos del siglo diecisiete, la población de Manila había crecido hasta llegar a los 28.000 habitantes. En 1620 alcanzó los 41.400, pero al tiempo que la población crecía, la comunidad española seguía siendo pequeña con sólo 2.400 españoles viviendo en el país. Comparativamente y al mismo tiempo, existían 16.000 residentes chinos en Manila, 3.000 japoneses y una larga población compuesta de filipinos y musulmanes.
Los filipinos, chinos y japoneses que residían en Manila vivían fuera de las murallas de la ciudad, en los barrios de Ermita y Malate, así como en pequeños pueblos localizados en los suburbios. Sus casas estaban simplemente compuestas de varios tipos de madera, pero sobretodo de bambú y nipa para los tejados. Los filipinos o nativos eran llamados “Indios” por los españoles. Esta es la acepción que utilizaban en las colonias del Nuevo Mundo para todos aquellos nativos con los que tuvieron contacto desde los tiempos de Cristóbal Colón, quien estaba convencido de haber descubierto las Indias Orientales. Así fue el caso también en Filipinas, donde los nativos eran llamados “Indios.”
A medida que la iglesia ganaba más poder de control en la población nativa a través de sus conversiones al cristianismo, intentó persuadir a la población filipina para que se congregase en sus viviendas más cerca de la iglesia, a fin de seguir con más facilidad su presencia. Se decía que los filipinos vivían “bajo las campanas” o a distancia aproximada del sonido de las mismas.




Samurais


A últimos del siglo dieciséis y comienzos del diecisiete, refugiados japoneses comenzaron a llegar a Manila desde el Japón. El hecho de que eran perseguidos en su propio país debido a sus creencias religiosas, significó que no tenían otra elección más que exiliarse. Si se hubiesen quedado en Japón podían ser arrestados y ejecutados. Puesto que los refugiados eran cristianos, los españoles les dieron la bienvenida en Manila y les proveyeron con un área en la ciudad para vivir. El barrio japonés estaba localizado justo al sur del Parian Chino y más allá de las murallas de la ciudad. Se les asignó vivir en aquella zona, ya que se trataba de la zona de jurisdicción de los Franciscanos, que hablaban Japonés y así podían ayudarles en su día a día. El área fue conocida como Dilao, y estaba localizada en el actual Museo Nacional de Filipinas, en Manila.
Aunque los españoles permitieron a los japoneses quedarse en Manila, aparentemente los veían con una mezcla de miedo y sorpresa. Los españoles pensaban que eran demasiado disciplinados en su vida diaria y altamente militarizados. Pero a pesar de los sentimientos de ansiedad hacia los japoneses, los españoles alquilaron a samurais para trabajar como mercenarios.

fuentes:

Samurais. Wikipedia

The Manila-Acapulco Galleons: The Treasure Ships of the Pacific, Shirley Fish

Biblioteca Nacional de España

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