Hemos visto, o mejor oído en varias ocasiones cómo la música de fondo de las películas de la época del cine mudo, especialmente aquellas que han sido remasterizadas, contienen elementos modernos creados por músicos que implementan sus propias creaciones, como ocurre en el caso de “El Gabinete del Doctor Caligari”. A veces resulta todo un éxito, y en otros casos el espectador ante esta joya del cine, prefiere bajar el sonido por no encontrarlo en sintonía con las escenas, por ser una música que aturde la historia que está viendo, o porque simplemente no le gusta. En realidad, en el cine mudo, todos los estados emocionales pueden ser vistos y sentidos sin ninguna clase de música si uno así lo desea. Los cortos de humor de Chaplin, Buster Keaton, Harold Lloyd y un largo etcétera generalmente van unidos a música alegre de piano. Pero muchas veces también grupos musicales cooperan para la creación de las músicas de fondo de películas que se remasterizan, y no siempre es a gusto de todos. Elementos de fusión, de música electrónica, de agudos extremos obedecen a la inspiración de quienes lo han creado y no siempre sugieren el sentimiento de una escena en particular. Quizás lo que ha ocurrido en el Reino Unido, una especie de descubrimiento arqueológico en el mundo del cine, pueda servir para unir los ecos de aquellos tiempos con los ritmos y fusiones del presente. Es el caso de una serie larga de libretos de música que contiene melodías realizadas en aquella época especialmente para el cine mudo, con diferentes ritmos, y para diferentes clases de
películas mudas. Es muy posible que vuelvan a ser utilizadas para las nuevas remasterizaciones que se hagan de películas que ya existen, para aquellas que se encuentran en estado deplorable, o aquellas que se van descubriendo por casualidad en los lugares más dispares del planeta. Ello significaría “fusionar”, y nunca mejor dicho, la música de aquellos tiempos con las creaciones de los músicos de nuestros días, así como una reducción de gastos materiales, puesto que, en la mayoría de los casos, los derechos de autor podrían ya estar exentos. Lo cierto es que escuchar una melodía de principios del siglo XX por un músico al piano, de la academia de música de Londres, por ejemplo, nos hará siempre viajar en el tiempo, más que escuchar una creación contemporánea, o al menos esta es mi opinión, a menos que la melodía nos haga realmente viajar en el tiempo o a un futuro desconocido, como podría ocurrir con la película Metrópolis, la cual en nuestros días viene acompañada de música que no es del agrado de todos. Estas melodías que se han encontrado reflejan el cine mudo de la forma más directa posible. Pero en el mundo del arte, siempre habrá cabida para el arte, y valga la redundancia, que no tiene edad, ni tiempo, ni espacio. Aunque sí gusto o mal gusto, según el cristal con que se mire.
Ahora que se habla tanto estos días de “The White Shadow”, de 1923, donde un joven Alfred Hitchcock había aportado sus primeros elementos artísticos, vuelve a estar de moda en diversos sectores ese tiempo silencioso donde los actores hablaban pero no eran escuchados con el oído, sino con el espíritu, y con el corazón.
Para ver el video del documento, y escuchar una preciosa melodía, seguir el enlace a continuación:
BIBLIOTECA CENTRAL DE BIRMINGHAM
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