Nota: (He respetado la escritura antigua, no se trata de faltas de ortografía ;) )
Señor Editor. Muy Señor mío: cada dia vemos por experiencia que á veces los hombres suelen usar de las cosas que menos interesan de un modo, que hacen de ellas el primer asunto, sin que escarmienten en cabeza agena. Llega esto á tanto, que no temen exponer su reputacion, su fama, su salud y aun su vida. Sabe Vmd. muy bien, que aquellas cosas que se hacen de moda en los quales quieren entrar los mas, arrastran violentamente á la mayor parte, y aquella pobre porcion de gentes vacias de seso que no es la mas pequeña (aunque la mas digna de compasion) se dexa llebar de suerte que da con todo al traste, siendo lo peor que sus semejantes lo miran con un ojo indiferente, y todo queda conforme se estaba.
Vea Vmd. una prueba. Yo vine á Madrid poco tiempo hace, y en mi posada habia un mozito de estos de cascabel, pulidito, bien dispuesto, no falto de talento; pero sí de bastante sal en la mollera. Como ahora está tan en uso el bayle bolero , de modo que todo se buelve bolero por arriba y bolero por abaxo, y hasta los gatos salen á baylarle ya, quiso dedicarse á este estudio, para poder (como decia) presentarse en qualquier parte, y poder bailar con buenas mozas. Llamó á un Maestro, y estos que siempre tiran á que se alargue la cuerda, y corra la caña, iba dando largas por su parte bien á pesar de la viveza del discipulo. La aficion de este era tal, que en todo el dia cesaba, ya con las castañuelas, ya con los pies, de modo que yo estaba molido sin bailar, y estomagado de oir á cada paso, atabalillos, rastrones, laberintos, escapadas y toda la monserga de terminachos boleros, que por la misericordia de Dios no habia sabido yo en toda mi vida.
Por fin la aplicación, deseo de aprender y la amistad que contrajo mi compañero con otros que ya sabian bailar, le pusieron en estado de poder presentarse un un baile. Aqui fue Troya. Aquel hombre ya no vivia; todo era procurar hacerse vestidos para diferenciar y andar fuera de si. No anda tan ligero un hambron por pegarla, ni un casero por cobrar los alquileres de sus casas, como el buen mozito andaba procurando indagar donde habia un baile. El tiempo le ayudaba, y como ahora cada lunes y cada martes hay uno, mi buen bolero andaba despepitado. De uno salia á las diez, de otros á las doce, en fin no habia noche que se retirase antes de las quatro de la mañana. Si baxaba las escaleras, baxaba bailando, si andaba, taconeando, y creo que aun en la cama durmiendo bailaba sin poderlo remediar.
Asi andaba mi buen compañero quando le sucedio lo que podia sucederle. Salio una noche sudando de una casa, hacia un viento bastane frio, y mi bolero se puso malo, y tan malo, que se metio en la cama y no se ha podido levantar mas, esto es, que se ha muerto: requiescue in pace. Y pregunto ¿quantos llebarán la misma suerte, quando lo que ha de ser una mera diversion, lo toman con tal empeño? Yo no digo que no se baile, que no se aprenda el bolero, que la gente no se divierta, pero sea con juicio, sea con moderacion, y sepase que el aprenderlo no es malo; pero despues de saber lo principal.
Sin embargo, hay en esto tambien un prurito que me hace dar de quando en quando, un millar de carcajadas. Yo no puedo meno de echarme a reir quando oigo a un padre gurrumino alabar el mérito de su hijo ó hijas diciendo, que bailan perfectamente, que los ha llebado á bailar el bolero á varias partes, y que lo han hecho de primor, como si en esto solo pudiese estribar el merito. Me dá gana de soltar la carcajada, por no decir otra cosa, quando veo á las Madres marchar con sus hijas á este baile y al otro, diciendo que son boleras de profesion; mas que las expongan á mill desastres y á mil acasos que les cuesten lágrimas de sangre, si acaso tienen un escrupulo de vergüenza. Y lo que es mas, es oir con la serenidad que dicen, que asi podrán encontrar su casamiento. Casamientos por bolero, seran bodas boleras y vida a lo bolero; y el diantre sabe lo que ello será. En fin, oir alabar a fulanito y á menganito con estos epitetos, creo que hará reir á qualquiera que tenga dos dedos de seso.
Yo bien sé, Señor Editor, que todo irá como iba, aunque predicasen Frayles descalzos, y que esta carta hará tanto efecto como maldita la cosa; pero yo logro mi fin con avisar á Vmd. lo que me parece. No quiero enmendar el mundo; pero quiero sí de que se sepa, que no todos aplauden lo que algunos alaban tanto.
Haga Vmd. de esta carta el uso que tubiere por conveniente, y mande a su afecto contribuyente.
A. M.
Correo de Madrid (ó de los ciegos). 24/2/1791, no. 422.
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